¡Quiero efectos secundarios!

Los efectos secundarios se definen como: cualquier respuesta a un medicamento que sea nociva y no intencionada, y que tenga lugar a dosis que se apliquen normalmente en el ser humano para la profilaxis, el diagnóstico o el tratamiento de enfermedades, o para la restauración, corrección o modificación de funciones fisiológicas.

Seguro que todos vosotros pensáis que son algo a evitar, pero en algunas ocasiones han resultado positivos e incluso deseados.

¿Has oído hablar del sildenafilo, la doxilamina, el minoxidil, la finasterida, o el pizotifeno? Todos estos fármacos tienen algo en común. ¿Lo adivinas? Te doy treinta segundos…

¡Aún no han pasado los treinta segundos! ¡Eres un impaciente y tienes pocas ganas de pensar!…Bueno, te lo cuento.

Se trata de fármacos que se utilizan aprovechando lo que inicialmente fueron efectos secundarios. Es decir, se utilizaban para una patología, y producía  un determinado efecto secundario que acabó siendo la indicación principal.

Y es que, a veces, lo que parece un mal resultado acaba siendo una nueva oportunidad.

Empezando por el sildenafilo; inicialmente se estaba haciendo un estudio para emplearlo para tratar la angina de pecho, y algunos pacientes informaron que tenían mayor cantidad de erecciones. ¿Adivináis que medicamento contiene este fármaco?.

Otros clásicos en esto son los «crecepelos». Actualmente solo hay dos fármacos con esta indicación autorizada (minioxidil y finasterida). Inicialmente se utilizaban para tratar la hipertensión arterial y la hiperplasia benigna de próstata. Se observó que muchos de los pacientes que lo utilizaban acababan con un «pelazo» (o mejor dicho con «pelusilla»).

Y por último me he dejado a los campeones, los antihistamínicos. Éstos son las navajas suizas de la farmacología. Como sabéis estos fármacos se utilizan, entre otras cosas, para tratar los síntomas de la alergia. Como habréis oído suelen dar sueño, por lo que algunos se utilizan como hipnóticos, dan hambre, por lo que algunos se utilizan como orexígenos, e incluso quitan las nauseas y los vómitos, por lo que otros se utilizan con esta finalidad. ¡Esto si que son multiusos!

Conclusión: lo negativo puede transformarse en positivo